revueltas en España y otros países que reclaman democracias más transparentes y abiertas a
los ciudadanos. Bajo una banderola de agradecimiento al pueblo francés por su apoyo, los
participantes se encontraron en un ambiente festivo, pacífico y reivindicativo.
La jornada, que comenzó a las dos de la tarde, fue un verdadero éxito. Durante toda la
jornada las personas presentes siguieron con gran interés y participación los diferentes debates y
conciertos que sucedieron.
Otras actividades paralelas como los talleres para niños o de reparación de bicicletas se desarrollaron igualmente con éxito. Una gran “batucada” cerró los debates y dió paso sobre las seis de la tarde a la Asamblea General. Durante está asamblea, perturbada por la negativa de las fuerzas de seguridad a permitir el acceso a la gente que continuaba a llegar a la plaza, pese a la autorización prefectoral que autorizaba la concentración hasta las ocho de la tarde, se tomaron diversas decisiones. La continuidad del movimiento, la fechas de las próximas reuniones de las comisiones de trabajo y sobretodo la decisión de acampar desde esa noche en Bastilla.
Hacia las nueve y media, la policía francesa intervino de forma expeditiva para evacuar al
millar de manifestantes que todavía seguían en la plaza con gases lacrimógenos. A medianoche, el
acceso a las escaleras de la Opera Bastilla, punto de encuentro de los “indignados” en París, seguía bloqueado. Esta intervención provocó la solidaridad de numerosas personas en diferentes
ciudades españolas.
En diferentes acampadas españolas se guardó un minuto de silencio en solidaridad con los 'indignados' desalojados de la plaza de la Bastilla y cientos de personas se concentraron de
forma pacífica frente a la embajada francesa.
Frente a estos hechos, el movimiento a recordado su carácter pacífico y su condena de cualquier forma de violencia. Al mismo tiempo ha hecho una llamada al conjunto de los ciudadanos para ampliar el movimiento y a que continúen reuniéndose y debatiendo para preparar las próximas movilizaciones.
los ciudadanos. Bajo una banderola de agradecimiento al pueblo francés por su apoyo, los
participantes se encontraron en un ambiente festivo, pacífico y reivindicativo.
La jornada, que comenzó a las dos de la tarde, fue un verdadero éxito. Durante toda la
jornada las personas presentes siguieron con gran interés y participación los diferentes debates y
conciertos que sucedieron.
Otras actividades paralelas como los talleres para niños o de reparación de bicicletas se desarrollaron igualmente con éxito. Una gran “batucada” cerró los debates y dió paso sobre las seis de la tarde a la Asamblea General. Durante está asamblea, perturbada por la negativa de las fuerzas de seguridad a permitir el acceso a la gente que continuaba a llegar a la plaza, pese a la autorización prefectoral que autorizaba la concentración hasta las ocho de la tarde, se tomaron diversas decisiones. La continuidad del movimiento, la fechas de las próximas reuniones de las comisiones de trabajo y sobretodo la decisión de acampar desde esa noche en Bastilla.
Hacia las nueve y media, la policía francesa intervino de forma expeditiva para evacuar al
millar de manifestantes que todavía seguían en la plaza con gases lacrimógenos. A medianoche, el
acceso a las escaleras de la Opera Bastilla, punto de encuentro de los “indignados” en París, seguía bloqueado. Esta intervención provocó la solidaridad de numerosas personas en diferentes
ciudades españolas.
En diferentes acampadas españolas se guardó un minuto de silencio en solidaridad con los 'indignados' desalojados de la plaza de la Bastilla y cientos de personas se concentraron de
forma pacífica frente a la embajada francesa.
Frente a estos hechos, el movimiento a recordado su carácter pacífico y su condena de cualquier forma de violencia. Al mismo tiempo ha hecho una llamada al conjunto de los ciudadanos para ampliar el movimiento y a que continúen reuniéndose y debatiendo para preparar las próximas movilizaciones.
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